Se fue.

Fue el peor momento de mi vida. Un suspiro profundo y tranquilo que me dejó helada. Noté sus manos cada vez más frías al rozarlas con las mías. Ya no me sonreía, no me miraba, no me acariciaba. Era como si durmiera. Intente que despertase pero le faltaba algo y sin ese algo no podía despertar.

Como cada tarde al salir del colegio me dirigí hacia la bonita casa de mi abuelita. Era una casa en el campo muy pequeñita pero acojedora.Cada día recorría el largo campo de amapolas que me encontraba en el camino y como siempre Tobi me acompañaba hasta allí. Ella siempre me esperaba en el portal sentada en su vieja silla siempre con una sonrisa y una mirada de alegría para que le ayudase a sembrar las patatas y cuidar de las cabritas. Pero aquel día no, aquel día me miró triste y a la vez con dulzura aunque deseaba recibirme tan feliz como cada día pero cuando la toqué cerró los ojos y ya no los volvió a abrir nunca más. Su alma se había marchado. Su recuerdo siempre quedará en mi corazón. Me transmitía tanta tranquilidad, tanta paz.. y ahora solo me quedan los simples recuerdos.

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